REFUGEE

Todos editamos nuestras vidas, dice Perica.

Yo debería hacer honor a tan sabias palabras.
Pero no.
Y te digo:

Sos un castigo.
Te soporto porque me lo debo merecer.
Seguro.

SIEMPRE HAY ALGUIEN QUE LO SABE DECIR MEJOR QUE YO. AHORA, YO LO ENCUENTRO. SIEMPRE, TAMBIÉN.

MY LOVE

one day
it will happen
one day, one day
it will all come true

one day
when you're resdy
one day, one day
when you're up to it

the atmosphere
will get lighter
and two suns ready
to shine just for you

i can feel it

one day
it will happen
one day. one day
it will all make sense

one day, one day
you will blossom
one day, one day
when you're ready

an aeroplane
will curve gracefully
around the volcano
with the eruption that never lets you down

i can feel it

and the beautifullest
fireworks are burning
in the sky just for you

i can feel it

one day
one day

IF YOU JUST

Si me vieran, con mi vestido tejido y mi camisa con tablitas.
Con mis botas de montar y mi mochila de campamento.
Con mi mug rosa y mi libro de Sylvia Plath.
Con mi cafecito humeante y el termo con agua esperando.

Si me vieran, con mi playlist de Chico Buarque en youtube.
Con el pelo mojado hecho un rodete y mis auriculares.
Prestando atención a la lucecita del teléfono, por si llama Marianne.

Si me vieran: con mi libro, mi cafecito, el mate esperando, mi playlist, los auriculares, el telefonito y el pelo mojado, no se imaginarían de ninguna manera que estoy en el trabajo.

PORQUE SI LA HACEMOS, LA HACEMOS BIEN

DOIN' YOUR OWN

THE LIGHT AND THE HEAT

El golpe del momento exacto en que te das cuenta de que no sos importante es duro.
Es el impacto.
Te duele ahí, en el medio de todo.
Ahogás un ay, y empezás a buscar culpables desesperadamente.
Recorrés la casa, la mente y la memoria.
Encontrás padres, exes y jefes.
Amigos, abusos y tundas.

Llorás por vos y por tu mala suerte.
Llorás la injusticia y la ceguera ajena.
Maldecís tu suerte y añorás el pasado.

Pero es sólo el impacto.
A veces, pocas, pero "a", el golpe hace que el polvo caiga.
Te despabila y mirás para adelante.
Y sabés, se te revela, que la vida empieza ahí: cuando de una buena vez, podés andar sabiendo que está bien. Que nadie espera nada de vos.

SOUNDTRACK

Como a los cuatro, tenía varios objetos preciados (hoy en día, sin ir más lejos, tengo: una Victorinox tailored que me regalo Juan, un gatito todo hecho como de alambre e imán que me compré en el MOMA, un libro de fotos de gatos en grecia que se llama Cats in the Sun, y mi ipod viejo). A los cuatro, entre otras cosas, tenía un sapito minúsculo que me había venido en un chocolate Jack. Esos premios que te sorprenden, que te vienen en vez de un horrible y aburridísimo, no sé, Guasón.
Más adelante, la vida habría lanzado al patio de casa al Hombrecito Reynaldo Jacobo, para luego quitármelo en la precordillera mendocina.
El Hombrecito había viajado por años, en una bolsita que colgaba de mi cuello y transportaba, también, mi juego de tinenti. Oh, esta vida dementora!

Lo del sapo fue mucho antes.
Recuerdo Nuñez.
Recuerdo sábado a la tarde.
Y el muñequito que no aparecía.
Recuerdo el pánico y la desesperación.
Recuerdo mirarme las manos y reasegurarme de que no lo tuviera agarrado.
Y buscarlo. Buscarlo por el living.
Y que mamá y papá estuvieran en el sillón con capitoné y que no comprendieran la importancia de mi empresa y ni se molestaran en ayudarme a buscar.
Recuerdo escuchar música de fondo. Así, como un zumbido que contextualizaba mi angustia. BZZ BZZZZZZZZZ. Un zumbido.
Y que debajo del sillón beige (que luego fue marrón, que luego fue azul) estuviera My Precious.
Y acunarlo en mis manitos flacas, y acercármelo a la cara, consolándome y consolándolo.
Y que se hiciera la luz.
Y que el zumbido se transformara en Creedence Clearwater Revival y que mis viejos permanecieran inmutables, ridículamente inmutables tras el antes y después que acababa de revelárseles delante de los ojos.

Tengo 33 y te la cuento así.
You go figure.

EL ARTE DE LOS FAVORITOS

es todo un arte.