STAMP
A veces nos quedamos hasta cualquier hora (las 12, las 18, las 33) hablando de animales.
De Suricatas, felinos o insectos.
De las vez del escorpión en pleno microcentro.
De las ranitas venenosas y de las cejas de los perros.
Teníamos un libro que se llama “Biología”que es como un atlas pero de biología (curiosamente).
Lo consultamos para saber qué eran los Panda (que no son osos, de hecho).
Yo les cuento todo lo que vi. Les hablo del Chimpancé asesino y después seguimos con el tema de los Panda, que parece que son carnívoros. Te imaginás al “osito” con toda la trompa ensangrentada de haberse almorzado una familia de conejos…
Me acuerdo de los Ñiús, de los miles y miles de Ñiús atemorizados por la pareja de chitas (cuyos pesos sumados no llega a un cuarto de Ñiú).
De los murciélagos, que no saben remontar vuelo y por eso duermen colgados. Y por eso no se ven murciélagos por el piso, como, o sé, gorriones (a la naturaleza, gracias).
Y terminamos con las anémonas y los organismos pluricelulares, no muy distintos a mí, hoy, ahora, en este vagón.
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