Tuesday, September 25, 2007

ESPRINBREIC

No concibo que mi hija, La Burli, tenga a sus treinta y ocho (mil) muñecas Bratz, vestidas de verano cuando es invierno. No me entra en la cabeza.
Y yo se las visto, se las abrigo, las tapo, les hago mascotas, las junto un poquito cuando ella se va al colegio.
Se las acomodo.
Pero ojo, todo con su consentimiento (el de La Burli), claro está.
Igual me pone cara de culo. Onda, le estoy haciendo perder su valioso tiempo.
Digo, primero le inculco desde la incubadora que lo más importante es que la gente no gaste tus minutos. Que son tuyos. Y después voy y le propongo estrategias para hacer más felices a las muñecas Bratz. Claramente, una contradicción.

Te dicen que los niños salen a las 8 y media AM de la puerta del colegio. La llevo a las 8. Me hace volver a casa a 200 mil por hora porque "nos olvidamos" de la almohada, del chocolate y del libro (y del oso teddy).
Vuelvo con el encargo en tiempo record.
Te dicen que los niños sales 8 y media pero son las nueve y una que ni siquiera fuma, aún ahí, esperando, en agonía.
Otra contradicción. Desde la incubadora sembrando la unión para que después venga un manojo de paparulos y decida tentar a tu criatura con un campamento de 3 días.
Y te la arrancan.
Junto con el motor del micro, a las 9 y cuarto.

Y vos, que aún te preguntás cuándo fue que aprendió a hablar tu bebita, la ves mirarte a los ojos, mover los labios, sin ruido, y casi en secreto te suplica:

CALLATE, MAMÁ.
...
...
...

ay de mí