Tuesday, August 07, 2007

KILLING ME SOFTLY

*No soy de las que andan en calzones por la casa, con una copa de Martini en la mano, y Nina Simone sonando de fondo.*


Cuando era chica y mi mamá me levantaba para ir al colegio, lo primero que hacía era ir al baño a hacer pis y lavarme lo dientes (antes de desayunar? qué onda?). Tenía tanto frío, pero tanto (mamá me decía que era porque me acababa de levantar) que cuando terminaba, metía el cepillo de dientes adentro de una de las toallas que estaban dobladas en el placarcito del baño. Y me daba tanta pena dejarlo solo, que le ponía la pasta al lado.
Durante como un año tuven en la cartuchera, una pelotita MÍNIMA de play-doh, colorada. Cuando me sentaba en el banco, sacaba la lapicera, ponele, y agarraba la pelotita, que se llamaba Carla, y la ponía ahí a un costado. Me hacía compañía.
Ni hablar de lo que sufrí cuando, en Mendoza, perdí al Hombrecito Reinaldo Jacobo. Aún no me recupero.
Después, un día, en invierno, me metí en la pileta con el agua podrida para agarrar un renacuajo. Lo tuve en un vaso, en mi escritorio por meses.
Nunca se abatració. Supuse que sería porque no tenía lugar, o algo. Ese tenía un nombre tipo Federico, pero no me acuerdo.
Yo hacía la tarea y me encantaba tener al renacuajo ahí en el vaso. Y eso que tenía un gato...
No sé.

Ahora, lo que más me gusta, es estar todo el día con mi bebé a upa.
Y que me refriegue la carita en el cachete.
A veces me meto en el baño para verlo en el espejo.

A La Burli le compré un oso que se llama "Little Lost Bear" y se lo meto en el bolsillo, para que lo lleve al colegio,

La transición no es lo mío.

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