Saturday, March 25, 2006

OÍDO ABSOLUTO, DIJO LA PARTERA

Me habían dicho, me acuerdo, que lo que yo tenía era un don. Vamos a suponer que por un tiempo largo lo creí y actué en consecuencia. Quizá sin detectar la exigencia implicada. Asumiremos que, a simple vista, era evidente la luz particular.
Y a los 11, con la velocidad un poco alterada, por ejemplo, interpretaba el primer movimiento del concierto italiano de Bach.
Claro, a los 25, seguía en la misma.
Y qué pena, qué desperdicio de talento. Qué pecado que no lo aproveches, qué injusticia para los que queremos y no podemos.

Durante años trate de encontrar el beneficio de haber nacido con el gen, la satisfacción de la diferencia.

Piano
Guitarra
Flauta
Clarinete
Bateria
Canto

Ahi consideramos quizá un punto de inflexión.
Y ahora que soy vieja tengo la decisión tomada. Voy a dedicarme a la música.
Que es lo que quería. Que es lo que todos querían que quisiera.

Voy a dedicarme a escuchar música.
Ese es mi don. Mi din don. Mi bing a ling.

Tengo esa facilidad.
Puedo escuchar mejor que todos.



Update: Cabe destacar (luego de ver los comments que dejaron) que todo este post era casi un ironía. Es decir, el don que me adjudicaban era el de llevar en la sangre la técnica de ejecución de casi cualquier instrumento. Luego de años me dí cuenta de que efectivamente tengo un touch, pero que en realidad no sirve para nada: me cuesta nada hacer sonar decentemente casi cualquiera, pero luego, como cualquier mortal, si quiero que prospere, tengo que estudiar de a mil horas.
Ahora, ubiquemos. Toda la vida frustrándome, quieriendo hacer algo con la música. Odiando las horas de estudio, odiando el piano.
Y soportando las miradas acusadoras.
Como dije, ahora ya soy vieja, y descubrí que "dedicarse a la música" no implica necesariamente ni vivir de ella ni crearla o interpretarla.
Y yo lo que más sé hacer es oir. Ese sí es un don.
Y cómo me dí cuenta? Bueno, ponele que casi que ya lo sabíamos todos. Pero un día, con los auriculares puestos, a todo lo que da, por la calle, creo que con Björk, canto.
Canto, suponete "i'm a fountain of blood..." y claro, no me escucho. No me escucho ni ahí.
Pero me doy cuenta de que no estoy en tono por cómo me vibra el sonido en la cabeza. Entonces empiezo a afinar, a ubicar la voz, siguiendo como guía, la vibración interna. De ahí en más, un universo ante mí.

Y ahí está. Aprendí a controlarlo, y aplicarlo.
Ahora ya lo sé usar.