Monday, December 12, 2005

M

La Burli nació cuando yo tenía 19. Prematura y con bajo peso para su edad gestacional. Ínfima y tranquila.
A las 11 y 54 AM del 22 de Diciembre. Fue una cesárea programada. Ya se sabía todo el asunto ese del retardo de crecimiento. Tonces la sacaron para que creciera afuera (yo estoy convencida de que el hecho de ansiar tanto pero tanto verle la cara, fue un factor que ayudó bastante).
Decía: me interné ese viernes 22 con la misma intranquilidad de quien va a sacarse una muela.
Ya en el cuarto del sanatorio, con el camisolín puesto, el gorro, el suero y toda la bola, a minutos de ser trasladada al quirófano, recuerdo como si fuera hoy a la mañana, haber pensado "en ponele una hora voy a tener una hija". Y temblé. Temblé tanto que no podía hablar.
Quirófano: peridural, crucificción, y lágrimas incontrolables. Nunca mis ojos fueron tan idependientes. Yo no lloraba, lo juro. Eran los ojos.
Y de nada me quejo, porque así es la cosa. Porque es lo que elejí. Y nada me duele. Y nada me pone mal. Pero los ojos se ve que estaban sensiblotes, o algo.
Me avisan que ya casi, que ya casi. Y yo sola, ahí. Tan sola yo ahí.Y la lágrimas que caen y caen. Y siento mojado en la nuca, de tanta lágrima.
Y escucho un maullidito.
Y me dicen que cómo se llama.
Martina se llama. Con M de Mi Martina.