Friday, October 14, 2005

IRASCIBLE, COMO SIFÓN

Con lo que me gusta a mí ir al cine!
Con lo que disfruto de todo el ritual: LLegar una hora antes, sacar entrada, pedir un café, pelar libro de turno (de no haber libro, meterme en Cúpide por ejemplo y agarrarme uno de ahí. Una vez me leí uno de Fontanarrosa ENTERO en Cúspide), llegar en punto, ver las colas de las comming attractions, y eso.
Soy de elegir qué peli es para cine y cuál para tele (esto nada tiene que ver con el hecho de que más de la mitad de las veces me equivoco).
Por ejemplo ayer, anoche.
Igual lo de anoche es anecdótico, porque la situación que describiré a continuación no hace diferencias entre película y película.
NO-APRENDO. Voy un promedio de 3 veces por mes al cine. Y todas y cada una ocurre lo mismo:
LA GENTE QUE HABLA DURANTE LA PROYECCIÓN.

Me violenta de tal forma, tanto pero tanto que ni siquiera sabría describir que acción evacuaría mi ira. No se me ocurre algo proporcional.
Pero nada, claro está que, ante todo, soy una lady. Entonces chisto. Todo lo que puedo, lo más fuerte que me salga, esparciendo partículas de saliva por doquier. Alguna que otra vez un "tepodéscallarporfavor", la más zarpada un "porquénosevanatomaruncafé". No más que eso. Pero igual, el remate es otro:
Juan, con miradita acusadora y todo; con tono reprobatorio y todo: "no digas nada que después el que se tiene que cagar a trompadas soy yo".

A ver. Averaver, por qué diantres no puedo ser yo la que después se tenga que recontra re cagar a trompadas??!!
Y no, el asunto de los 44 kilos no aplica. Poco y nada me importa mi tamaño. De hecho, la falta de carne hace que mis nudillos sean casi navajas. Además, soy por cierto, muy escurridiza.
Yo me la banco. Me la RE banco.

Agh, me provoca ganas de llorar.