Tuesday, June 28, 2005

TOMO VII

Al final, es siempre una sola cosa. Es decir, todas las pequeñas terminan confluyendo en una grande, que claro, no es que sea para todos las misma; pero me atrevo a repetir, es una sola.
Lo que pasa es que claro, se la pasan diciéndote que no, "y, son muchas cosas...". Se la pasan venerando Sigmund, que ante todo (y sin desmerecer sus avances y aportes(o bueno sí, desmereciéndolos bastante))era un cerdo machista. Y todo bien, obvio, el tipo nació, vivó y murió en una época en la que no serlo habría sido tanto o más notable que sus teorías. Yo no discuto el entorno, ni el contexto en el que el pibe se mueve y dentro del cual elabora sus pensamientos. No no.
Pero bueno, llega un momento en el que por ahí, el hecho de replantearle un poco los asuntos al dinfuntísimo hablaría de evolución.
Pero claro que no. Mejor nos plantamos ahí. Y elegimos como preferido de la Amorrortu "Lo Ominoso" y nos jactamos de hablar difícil. Y obvio que yo entendí. Porque lo odio tanto a Sigmund, lo detesto de tal forma que puedo verle todo lo negro.
Y esas mismas teorías son la perversión. Enmarcan los miedos, les dan forma, contornos, color y valor. Los catalogan, los organizan y priorizan. Los dejan así, al alcance de todos, digo para que a nadie le falten.