Tuesday, April 05, 2005

M.P.

Para Hans:

No es que lo logre muy a menudo. O no, pará: lograr no es el verbo. Porque tampoco es que vaya por la vida proponiéndomelo.
Es que de vez en cuando ocurre, y está bueno.

En mi casa, como creo es más que sabido, somos tres personas. También hay dos gatas, y ahora que lo pienso, vienen al caso.

Quizá no sea tan sabido que tanto J como yo trabajamos mucho, pero mucho muchísimo. Y queda claro, para nosotros, que está bueno sí, pero que de 21:30 a 2:00 sucede lo mejor. Y está buena la coincidencia.

La Burli asiste (y resiste, pero asiste) al colegio desde las 8:20 hasta las 16:20. Es mucho, ya se, ya se (si fuera por mí la niña no iría a institución educativa alguna). De más está decir que a las 22:00 cierra los ojos y no los vuelve a abrir hasta la mañana siguiente.

Los fines de semana, igual, son preciados tanto para quienes trabajan mucho como para quienes no.
Y los sábados y domingos a la mañana son la prueba más "palpable" que se tiene de que hay mucho día por delante. Pasan cosas de 8 a 11.

* Las gatas se ubican estratégicamente en el más mínimo rayito de sol que se cuele. Y ronronean.
* La casa está en silencio, pero con los otros dos durmiendo, bien tapados.
* El mate es más rico, más despacio, más duradero.
* Pasa el tipo que compra muebles (que pasa todos los días pero yo no lo escucho porque no estoy)
* El Ravensburger es solo mío.
* Me siento más digna en la panadería que a culaquier otra hora del día.

Y ponele que todo esto dure 2 horas. No más. Digamos, hasta la primera vez que entro a mi cuarto a buscar algo, veo la cama, la compañía y el día por delante.
Y sucumbo. Con la panza llena, y el corazón contento.