Monday, January 10, 2005

BERTHOLD

Ejemplificando: Es más fácil andar quejándose, lloriqueando por los rincones aduciendo cualquier estupidez, que hacerse cargo de la felicidad.
Qué onda? Es que ponele, si te das cuenta de que ya sos feliz, por ahí resulta que al final no eras tan cool, tan complicada, con vericuetos que te hacían interesante. Sos esto y nada más. Y no, no tenés tanto misterio.
Y claro, sos feliz con mucho menos de lo que vaticinabas a los cuatro vientos. Te alegran momentos plagados de preciosísimas banalidades.
No no. No necesitabas cosas raras al final.

Y con la alegría del hallazgo, llega el descubrimiento de que sos de lo más normalita. Y te aterra formar filas entre las que tanto habías criticado ahí, mientras seguías pensando la pelotudez esa de que eras "especial".

Por eso, parece que hay que hacerse la infeliz, la incomprendida. La que no encaja. Qué manera de perder el tiempo, no? Siendo que las cosas, son bastante más sencillas. Hay muchos menos imprescindibles en la vida que los que uno anda creyendo necesarios.
Mirá, con un post-it me alcanza para hacer la lista.